Mes 7 – Mi marido dice

Mi marido me ha dicho esta mañana: «Cariño, estás muy estresada». Ja Ja Ja. Me descojono.

Yo en mis dentros he pensado que menos mal que solo estoy estresada, porque podría estar muchísimo peor. Podría estar persiguiendo gatetes por el parque o bailando en bolas en el supermercado y la gente diría: «Mira, esa es la chica del 45, la que te he contado. Si, esa que vive sola con un bebé que llora, esa, esa. Pobrecita, pero mira, mira que bien baila».

Resulta que hace 4 semanas me puse mala. Y justo hace 4 semanas Dani empezó a llorar. Mucho. Todo el rato. Os hago un resumen de mi semana:

SEMANA LLORO

Lo primero que hice fue llevarle al médico y por supuesto, desde el momento en el que entramos por la puerta, el muy camelador asqueroso empezó a hacer monerías y caricias al Dr. Taxman. Yo mientras le miraba con cara de: «Tú, niño del demonio. Esta me la vas a pagar. Me debes tres dibujos de colgar en la nevera y dos collares de macarrones por esto».

Con semejante panorama, os podéis imaginar lo que nos ha dicho el médico: que al niño no le pasa nada de nada. Y me volví a mi casa con cara de gilipollas mientras miraba de reojo al retoño, que me hacía pedorretas mientras le montaba en el coche. Y ¿sabéis lo que pasó después? Pues eso, que según entramos por la puerta de casa volvió el llanto infernal. Para callarle le di lo primero que pillé: los mandos de la tele y los juegos de la xbox, que sé que le gustan. Y mientras miraba como rechupaba las cajas, que tienen más mierda que un palomar después de tres mudanzas, reflexioné que hay mogollón de cosas que hago fatal y aún así las sigo haciendo porque no me da la vida para estar en todo.

Así que señoras, sacúdanse el sentimiento de culpa, porque yo me confieso:

  • Confieso que dejo a Morlac jugar con cosas peligrosas, como la cuerda de las cortinas. Ayer mismo estaba bajando la cuna un agujero y mientras sujetaba con mis pies el somier y apretaba tornillos con las dos manos, me asomé a ver qué estaba haciendo el pollo porque estaba muy calladico. Así le encontré y le dejé seguir (la otra opción era soltar la cuna y selpultarme un pie).
Mama, no mires que estoy ocupado comiéndome cositas pequeñas
Mama, no mires que estoy ocupado comiéndome cositas pequeñas
  • Confieso que he dormido en sábanas meadas. Va venga, que levante la mano la que no haya dicho «esta tarde cambio las sábanas» después de un chorro-pis y se ha acordado del pastel cuando estaba muy agustete metida ya en la cama.
  • Confieso que he sacado al pollo a la calle en pijama alguna vez, si tenía prisa y el pijama era apañao.
  • Confieso que me he vuelto una cochina desde que tengo un polluelo. Yo antes era una señora de mi casa, que cocinaba lentejas todas las semanas y que pedía para reyes una olla express. Ahora vivo a base de sushi y rollitos de gamba del super de abajo. Si alguno tenéis curiosidad por ver mis cenas, os sugiero que me sigáis en Instagram. Abstenerse la gente que no le gusta ver fotos de comidas guarreras, food lovers y amantes de la comida sana.
  • Confieso que a veces me hago la sorda para que vaya marido a atender al mochuelo. Juis juis juis, soy super malvada.

Y hago mil cosas más chungas, pero no las quiero contar aquí por si alguno llamáis a los servicios sociales. No me quiero arriesgar.

En mi defensa, tengo que decir que me puse mala hace 4 semanas y por llevar este ritmo de vida tan relajado (ironía, ironía) no me he recuperado todavía. Incluso me he puesto un poco peor.

Ayer mismo subí del gimnasio y cuando estaba en la ducha me empecé a marear mucho mucho. Como estaba sola y me daba miedo caerme, salí a cuatro patas de la bañera y me vestí en el suelo peeero, me quedé ahí tirada.

Cada vez que levantaba la cabeza me mareaba mucho mucho mucho, pero si me quedaba tumbada boca arriba, me encontraba bien. Y de repente sonó el timbre. Tenía un problema gordo: Dani y la nanny estaban en la puerta y tenía que abrirles, pero no me podía levantar porque todo me daba vueltas y me caía.

Así que decidí ir reptando boca arriba mientras gritaba: «Voy, que estoy mareadaaaaaa, que no me levantooooo»

"Voyyyyyyy, que estoy mareadaaaaaaaaaaa. Estoy yendoooooooooo"
«Voyyyyyyy, que estoy mareadaaaaaaaaaaa. Estoy yendoooooooooo»

A la pobre nanny casi le da un infarto cuando me vio así y llamamos al médico.

Vino un señor de unos 50 años con mucho bótox y mazao. Como uno de HMYV venido a menos y viejuno, que me palpó las piernas y me dijo «You look, amaaaaazing» («Te veo muuuuy bien») y me dijo que tenía vértigos porque se me habían ido los mocos a los oídos.

Me dio unas pastillitas y por lo menos me pude levantar.

En fin, ¿estresada yo? ¿de qué? Menuda tontería.

Ana_v2

 

 

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