Semana 15 – Qué monos tus hijos pero que se vayan

Pues así, sin comerlo ni beberlo acabo de pasar la semana 15 de embarazo. Mu fuerte, esto está ya hecho. Si me descuido me planto en la mitad de la preñez sin casi darme cuenta.

Y la verdad es que esta semana tengo poco que contar sobre el embarazo porque todo ha mejorado un montón. El sábado estábamos cenando por ahí cuando una amiga me preguntó qué tal estaba, a lo que yo le respondí: «Mucho mejor, ya voy teniendo tripilla y más energía. Esto empieza a molar «, a lo que ella me miró sorprendida y me dijo: «Vaya, es la primera vez que te oigo decir algo bueno desde que estás embarazada«.

Ups. Resulta que estoy siendo una cansina y no me estoy dando cuenta. Debe ser ese humor sarcástico de la Mancha que hace que cuando alguien te pregunta te da vergüenza decir que estás bien o cómo cuando te dicen que estas muy guapa, instintivamente contestas «¿Yo? uy, pues hoy he dormido fatal y se me ha acabado la crema de la cara y me acaba de salir un grano en la nariz«.

Así que voy a intentar ser positiva y contar cosas buenas en el blog sobre arco iris y flores y unicornios, para que todo el mundo esté más contento y más feliz.

Yo (y otra persona) antes de escribir en el blog a partir de ahora
Yo (y otra persona) antes de escribir en el blog a partir de ahora

Con este propósito de mentalidad positiva me fui ayer a la planta 16 de mi edificio en dónde tenemos una sala muy grande en la que hay unas mesas estupendas para trabajar, con máquina de café gratis (café del güeno), vistas al lago y a la ciudad y un maravilloso hilo musical de jazz bajito bajito que no molesta sino que inspira. Un sitio estupendo para concentrarse, porque si me quedo en casa a currar acabo poniendo lavadoras y haciendo la comida entre texto y texto.

Ayer además tuve suerte porque estaba libre mi mesa favorita, la que está enfrente del ventanal chulísimo desde dónde tienes una panorámica de la ciudad y da el solete por la mañana. Pues bien, saqué todos mis bártulos y me los ordené (todos colocaditos como me gusta: el portátil en el atril, los rotuladores a la izquierda, el cuaderno en medio) y me puse a currar feliz de la vida.

El lugar de los hechos
El lugar de los hechos

En esas estaba cuando de repente aparecieron. Hay dos nacionalidades que puedes reconocer por su olor: los indios y los chinos. Los indios huelen a curry picante y los chinos a fritanga del rollito. No es un comentario racista, cualquiera que haya trabajado en PwC sabe que es mejor no ponerte al lado de los indios a trabajar porque te viene el tufillo a curry ya bien temprano a las 8 de la mañana. Y que conste que soy muy fan de la comida india y de la comida china.

Pues bien, estaba en mi momento de inspiración, corrigiendo a toda leche, y aparecieron tres mamis chinas con sus cuatro polluelos de no más de tres años cada uno. Y según aparecen van y ponen «Dora la exploradora» a todo trapo (también hay una tele en la sala) y yo parda de mi pensé: «Bueno, a lo mejor vienen del parque y han pasado por aquí PERO EN CUANTO VEAN QUE HAY GENTE TRABAJANDO SE IRÁN«.

Ay amigos, qué equivocada estaba, resulta que por alguna razón que desconozco los chinos hablan a más decibelios de lo que estamos acostumbrados las personas normoyentes, los no sordos, y las chinas venga a pegar gritos y a reír histéricamente mientras sus hijos, que intuyo debían de haber aprendido a correr hace muy poco, iban pa’rriba y pa’bajo entre el cable de mi portátil y la otra punta de la sala.

A veeeeer Ana, no pasa nada, respiramos y contamos hasta 10 y nos centramos, que hoy hace un día estupendo y has dicho que ibas a ser una tía maja y que el poder del unicornio te ayuda. Entonces les eché una mirada medio sonriente que quería decir «vosotras y vuestros hijos sois muy majos pero necesitamos un poquito de concentración por aquí, ya lo siento» ante la cual me miraron y no dirás que se inmutaron las jodías.

Así que mi mala hostia fue en aumento y cada vez que venía el pequeño corredor hacia el cable del ordena tiraba un poquito, así disimuladamente, no vaya a ser que tropezara «sin querer» y por lo menos sus madres levantaran la cabeza. Pues nada, el chinillo más hábil que Spiderman me hacía la cobra todo el tiempo.

Al final, después de una hora de intentona, tuve que recoger mis bártulos y subirme a mi casa, no sin antes echar una mirada de resquemor a las chinas y jurarles odio eterno.

Pienso usar a mi Cacahuete como arma arrojadiza. Estas tías se van a enterar. En cuanto mi cachorro esté enrrabietao me lo bajo para joderles el capítulo de Dora. Dicho queda.

Todavía no puedo, pero la venganza es un plato que se sirve frío…

Juro y perjuro que os azuzaré a Cacahuete. Que estamos mu locos
Juro y perjuro que os azuzaré a Cacahuete. Que estamos mu locos

PD: ¿No ha quedado un post bonito y positivo? Vaya…

Ana_v2

2 opiniones en “Semana 15 – Qué monos tus hijos pero que se vayan”

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